Desde pequeño, Carlo Paolo siempre tuvo una necesidad insaciable de crear. La falta de recursos no fue un obstáculo, sino más bien un motor que impulsó su ingenio. Carlo recuerda con claridad esos días en los que deseaba tener algo y se preguntaba: “¿Cómo puedo tenerlo hoy?”. Esa pregunta lo llevó a desarrollar soluciones creativas y a convertir sus deseos en realidad con lo que tenía a mano.

Un día, Carlo sufrió el robo de su guitarra, un golpe duro para cualquier músico. Sin dinero para comprar una nueva, decidió tomar el asunto en sus propias manos. Inspirado por los primeros músicos de blues que inventaban sus propios instrumentos, Carlo Paolo comenzó a fabricar guitarras con objetos inusuales.“Siempre he tenido la necesidad de pensar, imaginar y crear”, cuenta de sus invenciones.

“La vida me parece cinematográfica, y creo que es esencial transmitir una idea que otros puedan replicar”.

A lo largo de los años, Carlo ha aprendido a observar y a adaptarse. Inspirado por las formas de vida de otras personas, ha logrado aplicar esos aprendizajes a su propio contexto, creando así proyectos únicos. Ha trabajado como freelancer y tatuador, lo que le permite gestionar su tiempo y recursos para seguir desarrollando sus creaciones y contenido.

El valor de sus instrumentos va más allá de los materiales con los que están hechos. Carlo se ha dedicado a replicar los modelos y sonidos de las guitarras de los años 30. “Si contextualizas y adaptas esa ‘basura’ y lo justificas, entonces tiene muchísimo más valor”, explica. “Mis guitarras cumplen 100% con el estilo de 1930, por eso valen lo que valen”.

Desde siempre, Paolo ha tenido un interés profundo por aprender y crear. Sus padres lo apoyaron, impulsándolo a desarrollar sus habilidades. Este respaldo lo convirtió en una persona observadora y crítica, siempre en busca de mejorar y diferenciar sus proyectos. La marca que ha creado refleja su dedicación y esfuerzo, y se siente orgulloso del camino recorrido y los resultados obtenidos.

Uno de los momentos más memorables en su carrera fue durante una Maker Faire. Paseando por una tienda de instrumentos, vio una Fender que deseaba pero no podía costear. Más tarde, en su stand, alguien le compró una de sus guitarras, permitiéndole finalmente comprar la Fender. “En mi vida, podría decir que todo es como una lata, un palo y una cuerda”, reflexiona. “Con muchísimo valor, te puede llevar a todos lados”.

Carlo formó parte de la primera Mini Maker Faire en México, que se realizó en Oaxaca en 2014. Desde entonces, ha sido un miembro activo de la comunidad maker. Ha visto cómo la tecnología y las redes sociales han transformado el movimiento maker en la última década, pero sigue valorando la pureza y la conexión humana que estos eventos promueven.

A medida que se acerca la Maker Faire CDMX 2024, Carlo Paolo invita a la comunidad a unirse y experimentar la magia de la creación en persona. “Este tipo de eventos son reales y nos ayudan a regresar a lo humano, a la relación, a hablar con alguien. Ve allá y pon tus cosas, cuenta una historia, que vean tu proyecto y véndelo en la vida real”.

Para Carlo, la autenticidad es fundamental. “Yo sé de dónde vengo y voy a regresar de donde vine”, afirma. “Ser legítimo, o como dicen en México, ‘ser true’, es lo más importante de un proyecto”. En la próxima Maker Faire, los asistentes verán al mismo Carlo Paolo de siempre, con su creatividad y pasión intactas, dispuesto a inspirar a la próxima generación de makers.


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